MiBici: el sistema público de bicicletas en Guadalajara
Hacia los diez años de su implementación
En 2003, en el techo de una casa del centro de Guadalajara surgió Popular, un fanzine que se distribuía en copias fotostáticas con contenido quisquilloso y creativo; propositivo e informativo, creado por Isaac Padilla y sus primos, Mario, Carlos y Fabián Delgado.
El primer número era sobre la movilidad urbana aunque sus intereses abarcaban el esténcil, el hip-hop, la comida, la política, el diseño, la gráfica, la patineta o el ocio.
Desde hacía tiempo la bicicleta era su principal medio de transporte, por ahorrador y por su fácil disponibilidad, pues las encontraron arrumbadas en casa de sus tías o de sus padres.
El uso de la bicicleta en Guadalajara como medio de transporte y como vehículo para actividades laborales, deportivas y de esparcimiento se remonta a la década de 1940, cuando se consideraba una buena opción para reducir gastos.
Para finales de los años noventa, Guadalajara padecía problemas ambientales, sociales, económicos y de planeación muy graves, además de un alto deterioro en el espacio público.
Las políticas de movilidad privilegiaban al automóvil mientras que el transporte público, la bici o la movilidad peatonal, eran temas marginales.
En 1999, Gabriel Michel, un profesor del ITESO, junto con un grupo de estudiantes de la carrera de arquitectura, prepararon durante su servicio social un estudio, que después presentaron al gobierno, sobre la bici como medio de transporte y la falta de infraestructura en la ciudad.
El estudio incluía la propuesta de crear una red de ciclovías que fue inmediatamente adoptada por Fernando Garza (PAN), alcalde recién electo de Guadalajara.
A principios del 2002 se inicia la construcción de la primera ciclovía, pero unos meses después, un grupo de colonos que sumaban entre 100 y 120, demandan al municipio argumentando que no fueron consultados, que traerían problemas viales y que el número de personas que viaja en bicicleta por la zona era tan poca, que no se justificaba la inversión.
En respuesta, se realizó un recorrido ciclista a favor de la medida, en el que participaron cerca de 150 personas, entre funcionarios, ciudadanos y académicos, pero los vecinos ganaron la demanda y a inicios del 2003, se tuvo que destruir la ciclovía.
Gabriel Michel, que también fue director de la Vía RecreActiva de Guadalajara de 2007 a 2009, de la de Zapopan en 2016 y que estuvo involucrado en la creación de la primera ciclovía de Guadalajara en 2009, se acuerda que por un tiempo el tema de las ciclovías estuvo cancelado en el debate público.
En 2004, Gabriel no desistió y creó el grupo “Amigos de la bicicleta”, que promovía desde el ITESO el uso de la bici por medio de volantes, calcomanías, fotos y recorridos semanales.
Ese mismo año, mientras se planeaban los contenidos de Popular, a los hermanos Delgado y aliados, se les ocurrió organizar un recorrido dominical llamado paseo popular ciclista, para rodar hasta el centro y concluir con un picnic.
La intención del paseo, según los organizadores, era retomar los espacios de manera creativa y pacífica; ser una fiesta callejera y hacerse notar, y fomentar el uso de la bici como transporte cotidiano.
No eran los primeros, a finales de los años setenta, convocados por tiendas de bicicletas, se organizó un paseo para protestar contra la medida del gobierno de limitar el uso de la bici en el centro de la ciudad, con el pretexto de evitar accidentes.
Además, en 1988 se formó el primer colectivo que promovía abiertamente el uso de la bici como medio de transporte y que se llamaba Movimiento Bicicletero de Guadalajara A.C.
Desde ahí, organizaron recorridos mensuales en los que exigían mejores condiciones para rodar, se hacían alianzas con grupos como el Colectivo Ecologista Jalisco y se hablaban en programas de radio sobre los beneficios de usar la bicicleta.
En uno de sus carteles se lee:
Una bici es buena porque no contamina, no requiere combustible, permite ir a cualquier parte, es económica, ocupa un pequeño espacio, nos ejercita. Imagínate muchas más. Pedimos estacionamientos en lugares públicos, reglamento vial, carriles delineados y resguardados, la bicicleta para disminuir la contaminación y los congestionamientos viales.
El Movimiento Bicicletero de Guadalajara A.C., dejó de reunirse unos años después por la falta de apoyo social y por los pocos resultados de sus peticiones.
La vía hacia el metropolitanismo
El mismo año que nace Popular, el alcalde de Guadalajara, Emilio González, planeaba la apertura de la Vía RecreActiva (2004), un programa que restringía la circulación para permitir el desplazamiento de personas de todas las edades, con fines recreativos, a pie, en bicicleta o patín durante varias horas los domingos.
La idea de la vía no fue exclusiva del gobierno, representantes del sector privado reunidos alrededor del grupo Ciudades Públicas, que después formaría Guadalajara 2020, aprovecharon el impulso internacional que había alrededor de un modelo de ciudad para maximizar las posibilidades de éxito de sus intereses, reducir el descontento social y tener influencia en la agenda gubernamental.
Por eso organizaron foros y buscaron ideas para crear una especie de marca ciudad y encontraron a Enrique Peñalosa que compartió su experiencia como alcalde de Bogotá, lo que se tradujo en viajes e intercambios entre Guadalajara y Colombia, que concluyeron con la instalación de la Vía RecreActiva.
La facilidad de su implementación, el bajo costo, los pocos intereses amenazados, su visibilidad y el incremento de los activos turísticos, influyó en su apertura.
Se trataba de una decisión económica guiada por la imitación de otros modelos de ciudad, pero sin una verdadera visión metropolitana que buscará integrar otras soluciones o recuperar aprendizajes del pasado.
En 20 años, pasó de 11 a 31 kilómetros, y actualmente se pasean unas 150,000 personas, entre cuatro municipios (Guadalajara, Zapopan, Tonalá y Tlaquepaque).
La Vía RecreActiva impulsó una nueva conversación pública y cambió la relación entre los grupos organizados y el gobierno.
Significó la reinvención de una forma de hacer política, y pudo reconfigurar el poder público.
Además, logró conectar zonas de la ciudad que históricamente no se comunicaban entre sí y potenciar el uso de la bicicleta.
Sin embargo, era un proyecto fragmentado de su entorno, que se limitaba a impulsar la bicicleta con un carácter más lúdico-deportivo y no tanto cómo un vehículo.
En una nota del periódico Mural, Ariana Alcalá, Mario y Carlos Delgado, expresaban su reconocimiento a la Vía RecreActiva por demostrar el interés de las personas por salir a la calle en bicicleta, pero consideraban que el programa no basta para generalizar el uso de este vehículo, ni para generar respeto hacia quienes optan por él, como una opción de transporte.
En 2007, con más experiencia y con algo de colmillo, los creadores de Popular decidieron dedicar un número completo a la bicicleta y acompañarlo con un paseo.
A sus paseos asistían entre 20 a 30 personas, pero por sugerencia de Mario Delgado, esta vez publicaron la convocatoria en un periódico local y planearon una ruta mayor.
Establecieron un punto de reunión y el resultado fue inesperado.
Isaac Padilla lo narra así:
Cuando terminamos, todos teníamos esa adrenalina de no saber lo que estábamos haciendo. Asistieron 400 personas. Había algunos reporteros y la gente empezó a decir: ‘hagamos este paseo semana por semana’, ‘hagámoslo diario’, ‘hagamos tres’. Pusimos la semilla y la planta se dio sola.
En esos paseos se conocieron muchas personas que formaron colectivos ciclistas muy activos e influyentes en esa época como Bici 10, Femibici, Ciudad para todos, la Red Universitaria para la Movilidad (RUM) o GDL en bici.
Otros asistentes cotidianos a los paseos después participaron en gobiernos locales o municipales en posiciones claves como Felipe Reyes, Patricia Martínez, Mario Silva o Jesús Soto.
Ahí estaban también como organizadores e impulsores Mario Delgado y Rodrigo Vázquez, diseñadores industriales, ciclistas urbanos y creadores del primer sistema de bici pública en México, Bikla.
Pero lo que hacía distinto al nacimiento y la consolidación de estos grupos que hicieron activismo a favor de la movilidad no motorizada en Guadalajara, como lo explicó el arquitecto Rodrigo Díaz, fue la mirada metropolitana que le impregnaron a cada una de sus acciones.
Hacían manifestaciones, charlas; intervenciones callejeras, talleres; revistas, programas de radio; campañas, congresos, pero también redactaban reglamentos, proponían cambios de ley, detenían obras públicas y participaban en consejos ciudadanos junto con gobiernos locales y municipales.
En unos años la ciudad cambió, llegó a haber más de 60 grupos promoviendo el uso de la bicicleta.
La vía reunía 100 mil usuarios, aproximadamente, y se organizaban más de 30 paseos nocturnos.
Los colectivos proponían políticas, presionaban, influían y se construían soluciones de forma colaborativa.
La bici lo era todo, como decía el escritor Stephen Crane, y Guadalajara era un oasis del metropolitanismo de abajo hacia arriba, en un desierto plagado de autos.